Laura Castellanos
Diseñadora Gráfica | Bogotá, Colombia
Bogotana, trabajadora y muy perseverante. Esta es la historia de Laura Juliana Castellanos Bermúdez, una diseñadora gráfica de 34 años que actualmente trabaja en una agencia de diseño. Ella ha tenido que vivir mucho para poder afrontar todas las situaciones que han llegado a su vida, pero que, con la cara en alto y entereza ha sabido superar cada una de ellas, y aunque al día de hoy no ha logrado el 100 por ciento de la aceptación de su imagen, puede decir con naturalidad que abraza con amor su cicatriz y todo su proceso vivido.
“Hablar de tu proceso hace que tú te aceptes, hace que ames todas las partes de ti y aunque puede ser muy difícil, eso eres tú, pero eres mucho más que ese proceso y mucho más que tu cicatriz”.
¿Cómo empieza tu historia Laura?
Yo nací con labio leporino y paladar hendido, y a pesar de mi condición, tuve y tengo la fortuna de haber nacido en una familia que desde siempre me brindó todo su apoyo. Me hicieron mi primera intervención quirúrgica cuanto tenía dos meses de haber nacido y a lo largo de mi vida me han hecho un total de siete cirugías, siendo la última cuando tenía 29 años.
A nivel personal y principalmente en mi adolescencia tuve un dilema de aceptación conmigo misma, yo era una persona muy tímida y siempre ponía una barrera contra los demás porque no quería sentirme vulnerable o diferente, esto debido a los estándares que siempre hay en la sociedad, sobre todo cuando uno es adolescente ya que a uno lo cohíben mucho. Afortunadamente no recuerdo haber tenido durante mi niñez un mal trato, que me hayan hecho “bullying” o que alguien haya dicho algo sobre mi cicatriz.
¿Has recibido comentarios negativos por tu condición?
La verdad, solo he recibido un comentario que me dolió mucho, y más porque fue un familiar el que me lo dijo, pero al día de hoy siento que ya lo superé y entendí que muchas veces las personas dicen las cosas desde una perspectiva desconocida para ellos. No obstante, de niña recuerdo haber vivido una infancia muy, muy feliz, recuerdo mucho el amor que mis padres siempre me dieron y el cuidado en cada una de las cirugías, e incluso cuando ya estaba grande, ellos siempre estuvieron ahí.
La verdad, le agradezco mucho a Dios y a mis papás, que fueron los que hicieron un esfuerzo inmenso por siempre darme todo lo mejor para que yo estuviera bien.
¿Cuál fue la etapa más compleja de tu proceso?
Mi etapa más complicada fue en la adolescencia porque siempre me escondí detrás de mi cicatriz y nunca quise hablar de aquello, a pesar de que la gente la veía todo el tiempo no recuerdo haberme expresado respecto a mi condición, las únicas personas que conocían mi verdadera historia eran de mi familia y en ocasiones cuando alguien ajeno me preguntaba si me había caído, siempre respondía que sí, pero no iba más allá de eso, inclusive hasta el día de hoy no hablo mucho del tema si no me lo preguntan.
Lo que más me costó fue generar lazos de amistad, y más con personas del género masculino.
Siempre que mis amigas me invitaban a salir con algunos amigos pues yo no iba, más que todo por el miedo de que me vieran la cicatriz, yo siempre pensaba que lo primero en lo que se iban a fijar sería en eso, pese a que nunca sufrí de “bullying”, era yo misma la que me lo hacía cuando me aislaba, igualmente siempre conté con amigas y familiares que estuvieron ahí y no me dijeron nada y supieron valorarme por el tipo de persona que yo era y no por cómo me veía. Lo bueno es que mi cicatriz no era tan notoria, y esto me generaba cierto alivio ya que me evitaba hablar mucho sobre eso.
¿Y cuál fue el momento más difícil de tu vida?
Un momento muy difícil de mi vida fue cuando tenía 17 años, había salido de una de las cirugías más complicadas que tuve, en aquella intervención me cuadraron el maxilar inferior porque yo lo tenía adelantado, y dos meses después de esa cirugía mi mamá falleció, fue una etapa de mi vida muy ardua porque ella fue la que me había cuidado al 100 por ciento y había estado conmigo en todo mi proceso. Fue un quiebre muy brusco en mi vida y después de ese suceso los dos próximos años fueron demasiado difíciles, me cerré mucho a todo y sumado a eso pues aún me costaba bastante hacer amistades.
Y luego entré a la universidad, en aquella etapa tampoco recibí malos comentarios ni malos tratos.
Unos años luego de salir de la universidad tuve la oportunidad de vivir en otro país, y ahí realmente yo estaba sola, no tenía familia, no conocía a nadie, y fue ahí donde me enfrenté a mí misma en cuanto a ese proceso de aceptación y de quién era yo, en esa época tuve un encuentro muy bonito a nivel espiritual y eso me ayudó mucho a conocerme, a aceptarme y a entender que no debo seguir estándares porque la sociedad es la que los impone. En ese momento de mi vida decidí ser yo tal cual como soy y que la gente viera realmente cómo era Laura, y en ese instante fue cuando pude hacer muchos amigos y tener amistades también con hombres, ya que era lo que se me hacía más difícil.
Cuando regresé de nuevo a Colombia ya estaba muy segura de mí misma, pero no sé, al llegar volvieron a pasar muchas cosas, entre ellas el tema de mi cicatriz, de sentirme fea, de pensar en que lo primero que veían de mí era eso, y volví a dejar de hablar de mi condición, hasta que llegó un momento en el que conocí a un chico, hablamos y empezamos una relación, y una vez él me hizo la pregunta ¿Qué te pasó? Y como nadie me había preguntado sobre eso pues yo dije, bueno, tengo que enfrentarlo, y lo hice, le conté toda mi historia y fue completamente distinto a como yo pensé que reaccionaría, sintió admiración por mí, y ahí entendí que el hecho de crecer con una condición y vivir todo el tiempo entre médicos, cirugías, hospitales y clínicas te hace crecer y ver la vida de una manera muy diferente, te hace valorar mucho lo que tienes. Y me sentí una mujer muy privilegiada al tener el apoyo de mis papás siempre, pero de cierta manera digo, esto me alejó un poco de la realidad de las personas que comparten mí misma condición y que no han tenido el mismo apoyo que yo, por eso me gusta compartir mi historia y hablar desde mi experiencia.
¿Cómo va tu proceso ahora?
En este momento sigo en el proceso de aceptarme, realmente no es fácil, a pesar de que uno ya sea mayor hay muchos vacíos con los que tú creces, principalmente a nivel de seguridad y de autoestima. Creo que he llegado a un punto de mi vida en el que puedo hablar de mi cicatriz sin problemas, si me preguntan lo hablo tranquilamente, e incluso si no me preguntan lo hablo con tranquilidad. Hablar de tu proceso hace que tú te aceptes, hace que ames todas las partes de ti y aunque puede ser muy difícil, eso eres tú, pero eres mucho más que ese proceso y mucho más que tu cicatriz. Aún sigo en ese proceso.
Hoy doy gracias a Dios y a la vida por haberme permitido nacer así, porque eso me hizo ser la persona que soy hoy, sí, tengo problemas, sí, tengo dificultades como todos, pero hoy estoy muy orgullosa de lo que soy, de lo que logré y del proceso que viví. Hoy me abrazo con amor, y aunque me falta muchísimo para lograr una aceptación al 100 por ciento, abrazo con amor mi cicatriz y todo lo que he vivido.
Mi mejor consejo es vivir cada día, cada momento, aceptarse, amarse y valorarse a uno a mismo porque desde ahí empieza lo que eres y lo que te proyectas, y lo que ven los demás de ti.